El mayor de los Once Templos, hogar del Atu'aar y corazón de Aa'mhet. Su localización no se dejó al azar pues ocupa la zona más elevada de la ciudad, una vista de pájaro ideal para dar refugio a la Reina de Dioses. Si su tamaño o altura no sirven para identificarlo será el oro que lo recubre el que te haga llegar el mensaje: te están viendo. Es uno de los principales lugares de reunión para el consejo Divino.

Los demás avatares también tienen sus propios templos a los que se refiere como Maeth (Maeth'Ann'ube, Maeth'Dai'Sutey... etc) y cada uno de ellos se ha convertido en una joya única elevada por los distintos avatares que los han habitado. También alojan reuniones de gobierno, pero los casos son muy específicos... en general, son la morada de cada avatar y suelen reflejar la personalidad tanto del dios al que adoran como la del avatar que lo representa. Sus lugares son estratégicos respecto a las funciones que desempeñan.

Fuente de vida y protección de Aa'mhet, el que dio nacimiento al oasis y cimentó la construcción de la ciudad. Antaño adorado como un dios, ahora carece de personalidad como avatar pero son muchos los que aún lo reverencian para gozar de su favor. Nun'tis ha definido claramente la organización de la ciudad, la elección para determinados edificios ha sido determinada por su curso y las creencias han dejado inhabitada la orilla occidental de su delta.

Después del Mandjet es la construcción más grande de la ciudad. Fue levantado gracias a la colaboración de todos los dioses y sus avatares, su complicación lo exigía. Se trata de un edificio majestuoso dedicado a la astronomía y la vigilancia del cielo nocturno, todos los devotos de Tot'shat y su avatar están obligados a mantener este lugar sagrado en buen estado. Sus registros actualizados, sus jardines verdes, los telescopios calibrados...